“Todos los recuerdos que me vienen de esa época son duros, al celebrar esta fecha me siento orgulloso y a la vez triste por los que ya no están con nosotros. No puedo contenerme las lagrimas me ruedan…”, platica entre sollozos don Jorge Villalta uno de los pobladores de Chicuma, en medio de la conmemoración de los 21 años de repoblación de este caserío.
Este pasado 14 de enero, las más de 150 familias que habitan en el caserío Chicuma, Cantón El Gavilán del municipio Nueva Concepción, Chalatenango, rebosantes de júbilo celebraron el 21 aniversario de la repoblación de Chicuma.
Unas 150 personas se reunieron en fraternidad para honrar su lucha por sobrevivir y en homenaje a la memoria de los caídos durante el conflicto armado.
Motivados por labrar su identidad los habitantes de Chicuma se organizan en comunidad trabajando por vivir en armonía sin perder ni dejar atrás el recuerdo por lo que ayer lucharon y por el que muchos de sus familiares ya no están.
La conmemoración dio inicio con un novenario religioso, cuenta María Elena Morales.
Con el amanecer del viernes 14 el comité de festejo organizó la quema de pólvora, elaboración y repartición de atol chuco. Todos se aprestaban a celebrar en familia y comunidad.
La quiebra de piñatas no podía faltar para alegrar a chicos y grandes. El palo encebado fue otro de los juegos desarrollados, poniendo a prueba las agallas del más diestro y avispado joven que sin titubear intentó uno tras otro subir hasta la cúspide del inmenso tronco de madera que alcanzaba los siete u ocho metros.
Lo dificultoso de alcanzar la cima del palo encebado terminó uniendo a todo el colectivo para facilitar la subida del más osado joven que no dejo de batallar hasta lograr su cometido.
La mañana transcurría y con ella la algarabía, fiesta y entusiasmo. Otro de los escenarios donde se demostró la camaradería entre los habitantes de Chicuma fue el torneo de futbol femenino y masculino. Aquí no valió reglas ni arbitrios de la FIFA, lo importante era divertirse y echar a un lado tensiones. Las mujeres fueron las primeras en participar y enfrentarse en juego al equipo, del cantón Valle Nuevo, Texistepeque, Santa Ana, que se sumó a la celebración. Seguidamente el encuentro masculino echaría mano de todas sus destrezas deportivas.
El almuerzo colectivo y en fraternidad fue idóneo en esta celebración, mujeres y hombres se encargaron de la preparación y elaboración del suculento plato de sopa de res y carne guisada. Al momento de la degustación nadie se quedó sin saborear el exquisito platillo y uno que otro aprovechó para repetirse.
Mientras tanto los recuerdos venían a flote:
¿Cómo sufrimos verdad?, pregunta un atiborrado hombre alto de sombrero a su compañero de mesa, quien le contesta: ¡Si hombre, pero hoy es día de disfrutar y recordar a nuestros compañeros que ya no están y por quienes estamos aquí!.
El momento religioso “para agradecer al todo poderoso por la vida, la paz, la familia y la unidad entre los hombres” no podía faltar, todos juntos habitantes de Chicuma y las comunidades aledañas de Hacienda Vieja y el Salitre se estrecharon en un largo y ancho saludo de hermandad.
Viviendo y desarrollándose en comunidad
Estas tres comunidades Chicuma, Hacienda Vieja y el Salitre, juntas alcanzan aproximadamente las 250 familias y entre ellas prevalece el sentido de la unidad, valor que les lleva a crecer día a día.
“Es el momento de volver a nuestros orígenes porque la historia que les caracteriza a ustedes es rica en desarrollo y en la enseñanza que ustedes pueden compartir con otras comunidades de cómo salir adelante”, señaló el secretario comunal de Nueva Concepción, Chalatenango, Juan Pablo Escobar, quien fue invitado a la celebración junto al alcalde municipal, Manuel Portillo.
Agregó que “La unidad que caracteriza a estas tres comunidades es la que debe perdurar en el tiempo para lograr su objetivo de organización y desarrollo comunal”.
El edil Portillo compartió por la mañana junto a la juventud del torneo futbolístico y entregó a las jugadoras de Chicuma un paquete de uniformes, quienes sin dudarlo estrenaron en el encuentro amistoso.
La alcaldía se sumó al festejo con la donación de los trofeos y balones de fútbol para los primeros y segundos lugares, contribuyó con la alimentación y ambientación musical.
La Vicepresidencia de la República, también fue parte de esta conmemoración al tener como visión y meta principal acompañar los esfuerzos de organización de las comunidades, mecanismo que permitirá a los pobladores convertirse en gestores y autores de su propio desarrollo.
El delegado de la Vicepresidencia de la República, Jorge Luis Díaz, traslado a la comunidad un saludo del vicepresidente de la República y ministro de Educación ad-honorem, Salvador Sánchez Cerén al conmemorar sus 21 años de repoblación, de lucha y de trabajo.
“Hemos iniciado una nueva etapa y esa es la etapa de este Gobierno incluyente, de este Gobierno del Cambio, en los gobiernos anteriores nunca se les visitó, pero hoy estamos acá porque queremos contribuir al desarrollo de esta comunidad que tanto lo necesita”, expresó Díaz.
Chicuma 20 años atrás
Casi dos décadas atrás cientos de familias de Chicuma fueron forzadas en los 1980s a abandonar sus tierras, casas, enseres, animales de crianza y trabajo.
Durante la década de 1980, durante el conflicto armado que enfrentó El Salvador, Chicuma fue uno de los tantos escenarios de ataque y fustigamiento por parte de las tropas de la Fuerza Armada de aquel entonces. Sus habitantes constantemente se sorteaban la vida entre bombardeos, invasiones, agresiones y ataques.
La situación era apremiante y no había tiempo que esperar, por los años 1981-1983, las primeras familias comenzaron a y despoblar. Mujeres y hombres con niños en mano y matata al hombro emprendían la salida. ¡Quizá en otro lugar la situación sea diferente!, pensaban.
“En el 80 nosotros tuvimos que irnos y cuando nos sacó la Fuerza Armada mataron como a 11 personas. Unos salimos por un lado otros para otro, todos perdidos, mi mami por un lado, mis hermanos por otro y todos llorando”, recuerda Aminta Vásquez quien tampoco quiso perderse la conmemoración de la “repoblación de Chicuma”.
El día de la repoblación
“El 14 de enero nos venimos primero 19 familias, de allá a dónde nos habíamos ido refugiándonos, tres día de estar aquí teníamos cuando se firmaron los Acuerdos de Paz, días después salimos de aquí para San Salvador a la firma de los Acuerdos de Paz que se hizo”, relata Aminta Vásquez.
“Después poco a poco una a una, de dos en dos o más se fueron viniendo el resto de familias que se tuvo que ir de aquí allá por los ochentas”, continúa Vásquez.
Un testimonial recabado por Unidad de Proyección Social de la alcaldía de Nueva Concepción, da cuenta que la repoblación fue difícil. La esperanza de una nueva vida era lo único que traían consigo y les empujaba a seguir adelante.
“El río nos complicó la pasada debido a que no había acceso por medio de puentes o la hamaca que ahora existe. Hicimos trabajo colectivo, se construyeron las champas de una en una, todos le echamos la mano a uno hasta que logramos tener todos donde vivir, aunque sea en champas humildes de zacate, de lámina, de nailon”, reza el documento.
Y añade: “Vivimos los enfrentamientos y las negociaciones para adquirir la tierra, no todo fue bienvenida, nuestra vidas han sido de mucha lucha”.
Chicuma en breve
El caserío de Chicuma forma parte de los 10 cantones con los que cuenta el municipio de Nueva Concepción Chalatenango, a unos 68 kilómetros de San Salvador. De la ciudad de Nueva Concepción, al menos 16 kilómetros de camino rural, separan al caserío.
Las condiciones en las que habitan son difíciles, si bien tienen acceso a servicios básicos como la energía eléctrica, alumbrado público, agua potable y escuelas, su nivel económico es precario.
Su sustento económico es la Agricultura y la Ganadería, labor que no deja muchos ingresos y lo poco que logran cosechar o vender les alcanza para la alimentación diaria. La ausencia durante largos años de programas gubernamentales, capacitaciones técnicas, laborales o académicas, potenció el índice de pobreza y baja educación en la zona.
Las unidades de atención medida más cercanas se encuentran hasta la ciudad de Nueva Concepción, 16 kilómetros abajo, o hasta el departamento de Santa Ana al otro lado del río y del largo puente de hamaca que une a ambas comunidades.